Exposición fotográfica de Francisco Elías Prada bajo el auspicio de La Malquerida Photo Gallery y el Centro de la Imagen dentro de las Jornadas de Fotoseptiembre 2011
Diversos mundos convergen en estas imágenes, aquí se cruzan, se mezclan testimonios de nuestro tiempo. La metrópoli, allí donde se alza, la mayor frontera de intolerancia, lugar mítico y venerado, en el cual hombres y mujeres venidos de los más diversos espacios, perviven en la búsqueda del sueño americano, pugnando por existir, nos replantea de manera concreta el significado esencial del manido American way of life, nuestra mirada seduce traspasa, lugar y tiempo y nos lleva a la Amazonía donde la etnia Pemon resiste, contra el megaproyecto del tendido eléctrico (frontera Venezuela-Brasil) donde los Bari y Yukpa, en la Sierra de Perijá (frontera Venezuela-Colombia) confrontan a los hacendados y a las trasnacionales que intentan explotar carbón en sus territorios, realidades aparentemente disímiles, contribuyen a generar testimonios de la resistencia de estos pueblos y minorías.
Sobre estos espacios se alza, entre los hombres, una perpetua frontera que los separa, un espacio más allá del lo físico, de lo real, de lo imaginario, más allá de las geografías, de los límites, de los sistemas ideológicos, un espacio lleno de prejuicios en todo orden donde la discriminación étnica, social, la xenofobia, el racismo; son parte del día a día de estas minorías y pueblos, y toman vida bajo la mirada indiferente de una gran mayoría de nosotros, allí les son violados todos sus derechos, el etnocidio, la etnofagia, el ecocidio, la transculturización, la explotación minera por parte de grandes trasnacionales, las misiones religiosas, la represión, la negación del otro, son diferentes instrumentos de un sistema mundial, de un pensamiento único, que niega la diversidad y que intenta imponer a toda costa su visión, su sistema de valores, que amenaza la existencia física y cultural de estos pueblos.
Estados “democráticos,” por igual, en Latinoamérica junto al imperio del norte transgreden de manera sistemática todos estos derechos a nombre de los intereses de estado, del desarrollo, del progreso, de la seguridad, a nombre de la propiedad privada.
Los pueblos originarios, que habitan cada uno de estos países, se debaten en la sobrevivencia, en medio de una ofensiva civilizatoria, sus derechos ancestrales son trasgredidos, la mayor parte de los territorios indígenas han sido sistemáticamente despojados a los pueblos originarios por medio de la masacre y la violencia de los ganaderos y hacendados, las trasnacionales mineras, y sus ejércitos de asesinos en profunda relación con las autoridades policiales y militares. Nada más hasta la mitad del siglo XX producto de esta visión, habían desaparecido totalmente, bajo la fórmula del etnocidio más atroz que supera cualquier holocausto, más de 200 pueblos indígenas en nuestro territorio, y con ellos sus infinitas formas, vidas, idiomas, sus infinitas mitologías, sus infinitos conocimientos ancestrales. Nuestro continente, el que fue alguna vez llamado Abya Yala por el pueblo Kuna significaba desde su visión la Tierra en Plena madurez O la Tierra de Sangre Vital, hoy resiste de muchas manera en la luchas de sus pueblos.
Contingentes de seres humanos pugnan por llegar al Norte, dejando tras de si promesas y esperanzas, mito de la riqueza, especie de fin y de medio, espejismo infinito, impuesto en el imaginario de los hombres, metrópoli y poder que exhala sus miserias al mundo, tras ese deseo, tras esa compulsión miles de seres caminan ciegos a un abismo, miles navegan océanos, miles beben la arena del desierto a falta de agua, otros viajan sobre bestias de metal recorriendo grandes distancias, corriendo todos los riesgos para alcanzar contradictoriamente el ansiado sueño americano, especie de límite entre lo real y lo imaginario, frontera de la intolerancia, un imperio espera, la represión espera, la persecución espera, las largas jornadas de trabajo de 18 hrs. esperan, el bajo pago sin protección social espera, las leyes esperan, la patrulla fronteriza espera, los grupos armados que disparan en la frontera esperan, los sistemas tecnológicos de seguridad esperan, los grandes muros esperan, la deportación espera, la cárceles privadas esperan, la soledad espera, el frío mortal espera, la inyección letal espera, la muerte asecha. En un momento miles y miles cambian su sueño, por una pesadilla y se convierten en las nuevas víctimas de un sistema que los niega, los estigmatiza y los asesina.
Discursos disímiles, encuentran identidad en la resistencia, en la lucha cotidiana de estos pueblos y minorías por el respeto a sus derechos. Se trata entonces de dar voz a estos espacios, a estas imágenes y correr el riesgo de convocar la reflexión y la acción. Se trata de visibilizar estas luchas y estas resistencias.
Esta síntesis visual despliega su capacidad expresiva en lo conceptual y estético, y crea una propuesta que indaga, testimonia y divulga, desde el interior de esta resistencia, asumiendo un compromiso y profundizando la búsqueda de un nuevo documentalismo crítico, contribuyendo como agente de una visión que busca transformar la mentalidad existente hacia estos pueblos y minorías, y la visión que tienen estas comunidades de sí mismas.
La fotografía con sus valores propios nos acercan a estos mundos, logrando la posibilidad de una conexión real, la posibilidad de reflejar a través de este medio los conflictos por existir, como pueblos que hoy luchan por sus legítimos derechos.
FRANCISCO ELIAS PRADA/CIUDAD DE MEXICO MAYO 2011